miércoles, 5 de abril de 2017

Se veía venir

Es un denominador común, y daba igual
que rezases para que no sucediera. Y es que, se veía venir.
 
 

 

 
Recuerdo esas primeras veces en que ibas al Poblado. Ese miedo aterrador, a todo. Absolutamente a todo lo que formaba ese submundo.
 
Miedo de los gitanos. Miedo de los machacas. Miedo de los perros, las jeringuillas. Miedo de esas miradas, esas preguntas.
 
Esas primeras veces, actuabas como un fantasma. No existías. No tenías nombre, no tenías voz. Sólo tenías pánico de aquel ambiente, tan desconocido para ti.
 
 
Y pasa el tiempo, en escala de meses. Y, mira tú por donde, aquel lugar comienza a parecerte no tan extraño. Te encuentras, ¿la palabra es bien?. Cierta sensación de comodidad. Y es aquí cuando te descubres escuchando las historias más alucinantes que te pudieras imaginar. Poco a poco, te atreves a ser tú, ante el lógico asombro de los demás.
 
 
Ya no vas al Poblado a pillar e irte; ahora pillas y, te quedas.
 
 
Pues es entonces cuando en un día como hoy.....
 
Hoy estaba previsto ayudar a una amiga con un asunto familiar. Al final no pudo ser, no a esa hora que en principio quedamos. Lo siento mucho ... porque me gusta ayudarles, me viene muy bien. Lo siento por ellos; pero también lo siento por mí.
 
Y es que entonces, ya estaba 'libre' y 'sin control'. A las 4:30 de la mañana me encontraba en el Poblado. Hay pocas personas. Del grupo que formamos, el único discordante era un chico que recién acababa de salir de la cárcel, según nos contó por bastante tiempo. Le intentamos tranquilizar respecto a su forma de actuar. Está totalmente a la defensiva, buscando la confrontación, pidiendo -cuasi exigiendo- sin parar ... y así, así aquí no sacará nada.
 
Asombrosamente. al final, el chico acaba más o menos disculpándose y ya, mucho más tranquilo, forma parte de nuestra conversación. Creo recordar que éramos un chico argelino, una chica rumana, dos españoles y un ser no identificado que dormita en el suelo. El chico de la cárcel denota un bajo nivel cultural, pero no interrumpe y escucha. Hablamos de idiomas romances, entre ellos el rumano. me aventuro a preguntar a nuestra interlocutora rumana acerca de Moldavia. Su reacción me sorprende. Ella considera a Moldavia poco más o menos que una mezcla de paletos a medio educar. Ante esta encendida respuesta, me guardo las ganas de saber sobre el territorio moldavo de Transnistria. Si algún día vuelvo a ser normal, quisiera visitar ese territorio tan singular. Aquí, en nuestra Europa.
 
 
De un tema a otro. Hablamos de Historia, de la historia de Argelia. Su sangrienta guerra con Francia. Este chico argelino considera un error abandonar la cultura europea. Me acuerdo de esa GRAN película: 'La Batalla de Argel'. Veo que es buena persona nuestro argelino, lástima que aparte sea  alcohólico - de vino de cartón-, y consumidor de cocaína. Una mezcla poco 'cool'. Pero chico, que son ya casi las 6 de la mañana. ¡Qué más quieres!
 
Empecé a las 4:30 y son las 7:00. Salgo pitando. Tengo confirmada asistencia  a un evento. Unas ponencias, en formato breve, a priori  muy interesantes. Versan sobre el futuro tecnológico, revolución industrial (creo que vamos ya por la 4.0 o así).  Un futuro que, según parece, ya  está aquí.
 
Aquel ambiente tan activo, realmente anunciaba un futuro que se encontraba ya allí, en ese salón de actos inmenso. Yo,  un yonkie, también me encontraba allí. Entre ponencia y ponencia, charlaba con mi compañera de butaca. Recién presentados hablamos de plataformas de comunicaciones. En seguida veo que ella deja ver un perfil más hacia el marketing. Yo lo tengo claro:  tiro a lo técnico; puro y duro.
 
No me quedo hasta el final del acto. Aprovecho media hora antes y de nuevo me paso por el Poblado. No más que una breve visita. Es cuando descubro que no he comido todavía. Bien, vamos para casa, comemos algo y a las 16:45, de nuevo en el Poblado.
 
Entro en una casa no muy habitual. Parece ser que la casa de siempre, donde siempre acudo, tiene un pequeño desencuentro con la Policía; no se puede pasar. Bueno, hago tiempo en esa otra casa.
 
Allí, me reconoce una chica, más bien una mujer. La recuerdo de alguna madrugada. La recordaba fuerte de ánimo, alegre ... hoy no está así. Nos saludamos, y aparte de su tristeza veo también que es muy guapa. Es normal que estos detalles sean totalmente prescindibles para un adicto.
 
Me cuenta, me confiesa que está muy cansada. Ha tocado fondo, lo va a dejar. Lo va a dejar de verdad. Me habla de un Centro; ya está todo preparado. Me habla de esperanzas, de estar limpia, de estar con sus hijos. Y aquí, aquí rompe a llorar como si no hubiera mañana. Me abrazo a ella y sé, porque lo sé, que va a salir. Apenas lleva tiempo enganchada; eso sí, la velocidad a la cual ha tocado fondo, es increíble. Pero, de verdad creo que lo va a conseguir.
 
Nos despedimos, aunque no del todo. Nos emplazamos de aquí a un par de días, antes de que se vaya. Yo, no sé porque digo nada. Un yonkie no cumple ese tipo de compromisos. Pero bueno ...
 
 
Son las 18:00. Según parece, el debate o lo que leches esté pasando entre la Policía y esa casa, va para largo. Voy de visita a otra casa. A saludar, y a pillar.
 
En este sitio, me encuentro con unas personas ... No puedo decir nada, porque es más que probable que pudiera alguien deducir quien es. El caso es que, dicha persona me deja totalmente maravillado con el tipo de trabajo que realiza, Y hablo de un trabajo normal y corriente. Aunque la verdad es que las anécdotas, buenas y malas, y un escenario como Madrid, visten a este trabajo con un perfil totalmente desconocido por mí.
 
Ya casi las 19:00, por fin la Policía termina lo que estuviera haciendo. Entro, saludo y de nuevo me encuentro metido en una conversación de lo más normal, entre unos y otros. Todos ya conocidos.
 
 
Uno es de Ecuador, otra de Rumanía. Marruecos. Españoles, españolas. Han estado en la cárcel, la mayoría. Divorcios, hijos. Alguna risa, así de repente. Asombro, bastante, ante mí. ¿tú qué haces aquí?... De nuevo, descubro como enseguida unos y otros confían de mí. Van a mear, a lo que fuere ... me dicen -'Por favor, échale un ojo'. Me gusta que desprenda esa señal de confianza. Hace que me reconozca, en parte.
 
 
El Poblado. Engancharte al Poblado.
 
Y ... se veía venir. 

3 comentarios:

  1. Yo debo de estar enganchandome a las historias del poblado. Hace poco leí una novela ambientada en el extinto poblado de Las Barranquillas. Los personajes eran policías, traficantes gitanos o machacas. El autor, al parecer se documentó con los primeros y se basó en hechos reales. El argumento: los policías investigan un asesinato entre clanes, y esa trama se cruza con la historia de amor entre un machaca y otra adicta. El libro, por cierto es éste:
    http://franciscogalvan.blogspot.com.es/2008/11/sangre-de-caballo-con-los-lectores.html?m=1

    También hace poco vi el corto «Magnus: A spring day», un día en la vida de un heroinómano en Oslo. «Un corto poético y devastador», decía una web.
    http://www.playgroundmag.net/noticias/historias/vida-heroina-documental-oslo-cortometraje_0_1481251863.html
    No pude evitar pensar que, después de todo, los hay que están peor que Magnus. Parece que no haya mucha yonkifobia en Noruega y se las arregla relativamente bien mendigando y revendiendo periódicos. Los vigilantes le dejan dormir en la estación. El día que le dejen una cámara a un machaca de poblado de los que hay por aquí, pensé, vamos a flipar. Por cierto, que una vez hablaste de un machaca que tras una pelea con otro los gitanos le echaron y tú les hablaste en su favor, ¿cómo acabó la cosa?

    Engancharse al poblado. ¿A qué, exactamente?

    Es sorprendente lo a gusto que podemos sentirnos muchas veces entre desconocidos. Con la gente que nos conoce de toda la vida, muchas veces nos cortamos y actuamos como (nosotros pensamos que) esas personas esperan de nosotros. Tal vez tememos decepcionarles, herirlos o que nos rechacen. A fin de cuentas, cuando estamos con ellos nosotros mismos buscamos previsibilidad, que todo nos resulte familiar, que no haya sorpresas. Pero ten en cuenta también que a menudo la «película» que nos montamos en la cabeza, sobre lo que otras personas esperan o piensan, no se corresponde con la realidad. Te digo esto porque me da la impresión de que tu entorno (familia, amigos) te lanza indirectas y quieren apoyarte, pero tú no quieres «salir del armario».

    Es más. Me atrevo (¿me atreveré? si venga, me tiro a la piscina) a decir que, a día de hoy tú no quieres dejar el consumo ni las visitas al poblado. Por una parte es normal: porque es tu vía de escape, la manera que has encontrado de lidiar con el dolor y la soledad. Y piensas, «si encontrara algo que me absorba...», es decir, otra manera. Si encontrara otra manera dejaría esta.

    Ese «algo que te absorba» no te va a caer del cielo: tienes que buscarlo tú. Y puede que necesites ayuda para encontrarlo (a mí la psicóloga me ha funcionado muy bien para eso). Eso sí, cuando lo encuentras es como cuando estás escuchando esto y en el minuto 16:20 entra el coro:
    https://youtu.be/sIGtWjlHemg
    Enhorabuena, te has encontrado a ti mismo.

    Engancharte al poblado, ¿a qué exactamente? ¿A hablar, a compartir un rato con otras personas? ¿Al contacto humano, human touch que decía Springsteen?
    https://youtu.be/g6fsILfvlug

    Comentas que te gusta echar una mano a otros, que te agrada ver que confían en tí. ¿Te has planteado algún tipo de voluntariado? ¿Te gustaría ser capaz, algun día, de volver al poblado, no como consumidor, sino de otra manera?

    Ufff Vaya ladrillo me ha quedao¡demasiadas preguntas!que en todo caso, son para que te las plantees, más que para que me las respondas.

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    1. Hola invitada.

      No sé como pero, el caso es que hasta hoy no he leído tu comentario.

      No puedo creer como has clavado lo que me sucede. Mi relación con el Poblado. Es algo extraño de comprender, su existencia; pero es la realidad tal y como lo analizas.

      Tengo claro, clarísimo, que necesito una vía de escape en mi vida para dejar de lado la adicción. Precisamente, hoy fui a recoger las recetas de mi medicación: Suboxone. Es una visita cada 2 meses, de apenas 5 minutos. No hablamos mucho.

      Pero hoy, ha salido la opción de ayuda psicológica. Creo que lo retomaré. Porque, sólo con la medicación no es posible.

      La doctora, no es psicóloga, hace hincapié en que otros casos de personas adictas ... parten de gente sin trabajo, sin estudios, sin hijos, sin estabilidad económica, sin vivienda. Cualquier logro que consigan, es un avance tremendo.

      Yo en cambio, parto de una situación ... muy distinta. ¿qué logros alcanzar?. Los básicos, los normales ... ya los tengo; por decirlo así.

      No obstante, ... me gusta seguir estudiando. Tengo proyectos relacionados con la ayuda, el voluntariado y nuevas tecnologías. ... No sé, es ver.

      Por último, mencionas el sentimiento de ver como, en el Poblado, la gente confía en mí. Para mí, de verdad, es importante que todavía no haya anidado en mí la ruindad, la desconfianza que mayoritariamente existe, es inevitable.

      Todavía, nunca, he tenido el pensamiento de robar una micra a nadie en el Poblado. Y veo que muestro confianza. De lo poquito positivo que saco de aquí.

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  2. Hola, estoy interesado en escribir, en un futuro cercano, un libro sobre la heroína en los años ochenta, novela, no ensayo. A tal efecto me gustaría conversar con usted si lo tiene a bien, le adjunto por tanto mi correo electrónico para que se dirija a mí, si lo estima pertinente. Un saludo y muchas gracias.

    luis_perez789@hotmail.com

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